La tradición del Yoga

LA TRADICIÓN DEL YOGA

El impulso de trascender la condición humana, de ir más allá de nuestra conciencia y personalidad ordinarias, es un impulso profundamente arraigado y tan antiguo como la autoconciencia en la humanidad. Las grandes tradiciones de crecimiento psicoespiritual de la India se entienden a sí mismas como caminos de liberación; su meta es liberarnos de nuestros condicionamientos convencionales y así también del sufrimiento, que es un producto de nuestro condicionamiento inconsciente. En otras palabras, son vías hacia el Conocimiento del Yo Superior. La idea de que el impulso hacia la trascendencia es una fuerza primaria y omnipresente, aunque casi siempre oculta en nuestras vidas, ha sido expresada por numerosos y eminentes psicólogos transpersonales (Ken Wilber llama a esa fuerza proyecto Atman). Este impulso es intrínseco a la vida humana.

Las enseñanzas prácticas de los antiguos yoguis pueden considerarse como un método que busca adquirir el control sobre el universo interior, el entorno de la conciencia. Este modelo es la aplicación del conocimiento y la sabiduría orientados a servir al destino evolutivo general de la humanidad, promoviendo la maduración psicoespiritual de cada individuo. Es también un modelo ético que considera al ser humano como un individuo multidimensional y, sobre todo, que se autotrasciende. Es un enfoque que gira en torno a la plenitud humana.

 

                                              

 

El yoga es un fenómeno polifacético y, como tal, difícil de definir. Lo que tienen en común todas las ramas y escuelas del yoga es que se ocupan de un estado de ser, o de conciencia, verdaderamente fundamental. Este estado se le conoce con el término sánscrito de samadhi y tiene una importancia crucial en el yoga. Vendría a significar “estar en el Yo”, un Yo verdadero, la esencia trascendente de la personalidad. Otra traducción del término sánscrito samadhi es “éxtasis”. Esta palabra, de origen griego, significa “estar (stasis) fuera (ex) del yo ordinario”. Ambas interpretaciones son correctas ya que sólo podemos permanecer en y como el Yo (atman o purusha) cuando trascendemos el ego (ahamkara). El yoga, entonces es la metodología del éxtasis o autotrascendencia que nos conduce del falso Yo (ego) al Yo verdadero (samadhi).

El término sánscrito yoga suele interpretarse como la unión del yo individual con el Yo supremo. Esta definición sintética encaja con el Vedanta, la rama dominante de la filosofía hindú, que ejerció también gran influencia en la mayoría de escuelas de yoga. El Vedanta tiene su origen en las antiguas escrituras conocidas como Upanishads, que enseñaron por primera vez el ritual interno de la meditación y la absorción en el Sustrato unitario de toda la existencia. Según el Vedanta, el yo individual está alienado de su Sustrato trascendental, el Yo supremo o Absoluto (Brahman).

En los yoga-sutras, el texto básico del Yoga clásico, Patanjali define el yoga simplemente como “el cese de las fluctuaciones de la mente”. Es decir, el yoga es la focalización de la atención en el objeto de contemplación, cualquiera que sea este y con exclusión de todos los demás. Cuando desarrollamos la atención llegamos al nivel de concentración (dharana) y, al prolongar la concentración podemos alcanzar el estado meditativo o contemplativo (dhyana). Permanecer en ese estado nos abre las puertas del samadhi, liberación o autotrascendencia. La liberación (moksha) es el gozo extático y continuo del Yo trascendente. Es la razón de ser de cualquier yoga auténtico. “Después de trepar hasta el último peldaño de la escalera del yoga, los yoguis liberados arrojan la escalera y se abandonan al juego infinito de la Realidad”. (G.

La Bhagavad-gita (una de las obras clásicas más populares del hinduismo) define el yoga como “ecuanimidad” (samatva). El término sánscrito samatva significa literalmente “igualdad” y tiene todo tipo de acepciones, entre las que se incluyen las de “equilibrio” y “armonía”. Esencialmente, se refiere a la actitud de ver la vida de modo desapasionado y sin perder la serenidad ante las vicisitudes.

Antiguamente, la tradición del yoga se transmitía de maestro a discípulo oralmente. Con el transcurso del tiempo se añadieron numerosas cosas y muchas otras se abandonaron o modificaron. Pronto surgieron múltiples escuelas que representaban distintas tradiciones, dentro de las cuales tuvieron, a su vez, nuevas divisiones y reformas. Así pues, el yoga no es en absoluto un conjunto homogéneo. Cuando hablamos de “yoga” nos referimos a una multitud de caminos y orientaciones con marcos teóricos distintos aunque todos ellos son medios para la liberación. Por tanto, pese a la gran diversidad de la tradición del yoga, todos los enfoques concuerdan en la necesidad de la autotrascendencia para ir más allá de la personalidad ordinaria con sus patrones de conducta predecibles. Las diferencias conciernen, más bien, al modo de realizar esta trascendencia y de conceptualizarla.

 

 

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