Educar la respiración a traves del yoga.

Te propongo tomarte un tiempo para parar, para abrirte al Silencio. Siéntate en una posición confortable y toma conciencia de tu cuerpo como un majestuoso templo que alberga la esencia de la Vida: la Respiración. Entrégate a la observación neutra del fluir libre de la respiración, tal como se expresa, está bien como está,  sencillamente siéntete respirar…. ¿Dónde pulsa la respiración? ¿dónde la sientes? Como el agua que brota de un manantial ¿de qué lugar sagrado nace tu respiración? Acércate delicada y tiernamente a tu respiración, sin prisas, tomándote todo el tiempo que haga falta hasta sentir su grata presencia, establece un vínculo amistoso con ella, siente el placer de  respirar, el placer de vivir, siente que Algo respira dentro de ti….  Déjate acompañar por la sutil  presencia de tu respiración en la lectura que sigue.

Siendo la respiración el vehículo que nos permite viajar de la dimensión externa a la interna, de lo superficial a lo profundo, del cuerpo a la mente, incluso al alma. Siendo un proceso  tan sencillo y a la vez tan íntimo y sagrado vinculado a toda nuestra vida conductual (lo que hacemos y dejamos de hacer), emocional (lo que sentimos y evitamos sentir), mental (lo que pensamos, creamos, intuimos o dejamos de pensar, crear…) y espiritual. Siendo una gran desconocida por gran parte de la sociedad ¿a qué nos referimos cuando hablamos de “educar la respiración”? ¿realmente puede educarse?.

Partimos de la base de que el cuerpo es inteligente y  sabe respirar, todos hemos nacido sabiendo respirar. La respiración es un acto innato y por tanto no necesita ser educada ni reeducada. Entonces ¿por qué es habitual que las personas al acercarse al yoga comentan “no sé respirar” o “quiero aprender a respirar”?                                                                                                                                                                                          Es cierto que no necesitamos ni técnicas ni instrucciones para respirar, pero que fruto de la influencia de diversos factores personales y sociales como el stress, la ansiedad, competitividad, los valores superficiales y materiales, hábitos posturales, la alimentación, experiencias emocionales vividas a lo largo de nuestra trayectoria vital… ha habido una alteración inconsciente de la espontaneidad respiratoria como si hubiéramos creado una especie de coraza, de prisión corporal permanente que impide la libertad del proceso de respirar, y con ello la limitación en la libertad de atreverse a sentir. El olvido de la respiración está directamente relacionado con el olvido de Sí.

Desde este planteamiento, “Educar la respiración” no consiste en enseñar técnicas respiratorias o pranayama sino en aprender a explorar, descubrir y sentir nuestra respiración natural a menudo olvidada y encarcelada, a devolverle su espacio y libertad de expresión, a sacarla de la prisión de las corazas corporales y mentales, a volver a sus orígenes más ancestrales para que ésta pueda desarrollarse con todo su potencial innato.  Sólo hay que abrir el camino, el espacio para que vuelva a resurgir con todo su frescor y fuerza, es la fuerza de la Vida.

Crear espacio para respirar va a ser un punto clave de intervención pedagógica en el arte de aprender y/o enseñar a respirar. Es permitir que aquellas  limitaciones, tensiones articulares y musculares relacionadas con las funciones respiratorias sean disueltas; es a la vez, flexibilizar y tonificar las estructuras necesarias para que la ola de la respiración recupere su libre fluir en un caudal sin obstáculos.

Sin duda la respiración es un proceso automático pero que también podemos modificar a voluntad aplicando por ejemplo técnicas respiratorias como los pranayamas. Y ese ir más allá de la espontaneidad respiratoria  va a enriquecer las posibilidades de nuevas experiencias sensitivas y estados de conciencia. Pero antes de coger las riendas de la respiración o de establecer un trabajo de cooperación con la respiración es necesario conocerla y darle un lugar prioritario en la experiencia. Evitando someterla, controlarla, imponerle;  permitiremos que la respiración sea protagonista del proceso y al trabajar en coordinación con el cuerpo y la mente ésta se convertirá en nuestro gurú (maestro) interior. La respiración conoce el camino hacia la dimensión profunda del Ser.

Para crear espacio para respirar  proponemos lo siguiente:

  • Conocer los aspectos anatómicos y biomecánicos de la respiración a considerar (sea ésta diafragmática-costal-clavicular, más anterior o posterior, asimétrica…) viendo qué zonas corporales conviene abrir y liberar para que la respiración se exprese espontáneamente. La respiración no se limita sólo a los pulmones, sino que hay gran cantidad de músculos y estructuras que participan en la creación de la danza respiratoria. Cuando entramos en el fascinante mundo de la anatomía y cinética al servicio de la exploración y autoconocimiento, nos daremos cuenta que prácticamente todo el organismo participa en este gran evento de la vida: respirar. Conocer el campo teórico y conceptual será importante para situarse
  • Realizar aquellas prácticas corporales, posturas de yoga (asanas), encadenamientos (vinyasas), mudras… que faciliten la liberación y fortalecimiento de estas zonas y estructuras vinculadas con la respiración en cuestión. Cuando el despertar de la respiración es motivado por la apertura y flexibilidad del cuerpo, su aprendizaje es mucho más sencillo. Algunos ejemplos al respecto:
    • Una columna vertebral rígida frenará los movimientos de la caja torácica. Flexibilizar el conjunto de la columna vertebral, especialmente la zona dorsal donde se insertan las costillas influirá en una mejora de la respiración costal.
    • También podemos hablar de la relación entre el diafragma respiratorio y el diafragma pélvico lo que nos lleva a la reflexión de la necesidad de realizar posturas que flexibilicen y abran el espacio del suelo de la pelvis y caderas para que la respiración diafragmática se libere.
    • Una región lumbar flexible y móvil dará libertad de movimiento al diafragma mejorando la respiración baja debido a la existencia de las inserciones del diafragma  en las vértebras lumbares (pilares diafragmáticos).
    • La región cervical será otra zona a considerar. En ocasiones para favorecer la respiración alta por la relación de los músculos del cuello que se insertan en las clavículas y primeras costillas y que tienen una función inspiratoria. En otras ocasiones para influir en la respiración baja dada la presencia de la fascia del diafragma que parte de las vértebras cervicales así como del diafragma superior torácico que se sintoniza con el respiratorio.
    • Un trabajo de despliegue del abanico costal (músculos intercostales) a través de posturas de lateralización, nos permitirá disfrutar de la danza espontánea de las costillas.

Esta información es sólo orientativa y deberá ampliarse viendo todos los matices de cada tipo de respiración gracias al conocimiento detallado y vivencial de la anatomía para establecer un programa de enseñanza en relación a las zonas y espacios respiratorios. Sin duda, habrá otros aspectos de la respiración que necesitarán un enfoque  particular: las fases respiratorias, los volúmenes, los ritmos, etc. (Todos estos temas se tratan en el curso «Educar la respiración a través del Yoga»)

  • La relajación. Por la gran cantidad de músculos relacionados con la respiración, un cuerpo tenso tendrá dificultades para respirar, no sólo en cuanto a la mecánica inspiratoria y espiratoria, sino también en cuanto a que las células tendrán limitado el recibir a través del sistema circulatorio el alimento aportado gracias a la respiración. Un cuerpo relajado y flexible permitirá una mecánica respiratoria fluida y una buena apertura de los canales y medios que favorecen la circulación corporal. La tensión cierra, aprieta, limita; la relajación abre, crea espacio y dimensión. Por ello, la práctica de la relajación va a ser otro factor esencial en la apertura de la respiración.
  • El desarrollo de la atención relajada en el proceso. “Ahí donde va el pensamiento va la energía”, el prana y por tanto también la respiración. La respiración se desplaza mágicamente por distintas zonas corporales en función de los lugares que son tocados y acariciados por nuestra mente. Incluso cuando observamos zonas distales en relación a la mecánica respiratoria; por ejemplo, cuando la mente visita el paisaje de las piernas se favorecerá una respiración baja, cuando se interesa por los brazos, será la respiración costal la que irá despertando y la presencia en la cabeza y rostro nos conducirá a una respiración más clavicular.

Esta propuesta supone a nivel pedagógico un trabajo progresivo al ir de lo conocido (el cuerpo) a lo desconocido (la respiración); de lo externo, denso y palpable, a lo interno y sutil. Es a la vez, confiar en la inteligencia del cuerpo: “tu cuerpo sabe respirar».

Es decir, planteamos no empezar a enseñar a respirar con pautas e indicaciones técnicas de cómo hacerlo, sino que a través del trabajo corporal podamos favorecer el despertar de un tipo u otro de respiración. Al reconocerla como expresión espontánea y natural, descubriendo las características y matices particulares de su gesto, entonces será más fácil poder iniciar un trabajo de modificación consciente de la respiración, aprendiendo a “jugar” con ella; a veces para buscar y alternar asimetrías, otras para  llenar con más volumen distintos espacios, o a crear sonidos armónicos, nos divertiremos explorando ritmos, diseñando olas de movimiento o dibujando figuras geométricas con la respiración… descubriendo un amplio repertorio de formas de respirar que a la vez abrirá un abanico diverso de ambientes a vivir.

Pero también será esencial la manera de relacionarte con tu respiración, así como la forma de transmisión y la actitud en la enseñanza. La respiración es poesía y por su sutileza y delicadeza respira de una gran profundidad y sensibilidad; buscaremos un lenguaje poético, sutil, delicado, respetuoso para acercarnos a ella e ir cultivando así una relación íntima de amistad.

La respiración nos acompaña siempre, cuando estamos tristes, alegres, tenemos miedo o coraje, cuando nos enfadamos, cuando dudamos, cuando nos sentimos confusos o permanecemos en la claridad más absoluta, cuando nos duele la espalda, cuando la cabeza está embotada, cuando  digerimos o no distinta calidad de alimentos, también cuando estamos sanos, quizás solos, cuando amamos, cuando nos encontramos en la intimidad… viene a nosotros cuando nacemos y se despide cuando nos disolvemos en la eternidad. La respiración, nuestra fiel compañera en el peregrinaje de la Vida.

Tómate de nuevo un tiempo de Silencio, de recogimiento para abrirte a la escucha de la melodía de la respiración…  en su cualidad siempre rítmica…  ¿a qué suena el canto, la música de tu respiración? Mira si quizás se escucha como un canto a la intimidad, o un canto a la presencia o quizás… un canto a la Libertad o a la Vida.                                                                                                                                                                         

Así como escuchar el canto de los pájaros se convierte en poesía para los sentidos, así escuchar la melodía de la respiración se convierte en poesía para el alma

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